Coco Chanel: A medio siglo de su muerte, todavía vigente e influyente

Coco Chanel: A medio siglo de su muerte, todavía vigente e influyente

Coco Chanel es un nombre que se conoce en el mundo entero y con el que nos relacionamos de una u otra manera. ¿Pero cuánto sabemos, realmente, de la mujer que llevaba ese nombre?

Por Tatiana Ramírez Q.
Anfitriona MI en Copenhague, Dinamarca
IG @tati.ramirez.quilodran

¿Cuánto sabemos de Gabrielle, que nació en 1883 en Saumur en una familia campesina y pobre, y falleció de un infarto, sola, en su habitación del Ritz hace 50 años? ¿De dónde viene el apodo “Coco”?
Sabemos que fue una de las más grandes diseñadoras de la historia de la moda, una empresaria de gran visión claramente anticipó la “logomanía” con sus dos “C” entrelazadas y fue la única diseñadora incluida en la lista de las 100 personas más influyentes de la revista TIME. Hace justo un siglo creó el perfume más vendido del mundo -el Chanel 5-, y se reinventó las veces que quiso.

Ciertamente su vida no fue fácil y la resiliencia su fuerte. Libros sobre ella se han escrito muchísimos y aquí sólo apuntaremos un par de datos básicos. Su madre, una lavandera rural, murió cuando la niña tenía 12 años y su padre, un vendedor ambulante, la dejó con dos de sus hermanas en la abadía de Aubazine, en Corrèze, donde vivió hasta los 18 años. Allí aprendió a coser y al dejar el monasterio fue su fuente de ingreso  una sastrería en Moulins.

En esa ciudad intentó incursionar en el mundo del espectáculo, cantando en los escenarios de los cafés locales. Se dice que de ahí puede haber venido su apodo de “Coco”, tomado de una de las canciones que solía cantar “Qui qu’a vu Coco?” (¿Quién ha visto a Coco?).

Comenzó su carrera de diseñadora creando sombreros y su primera tienda la abrió en 1909 en el Boulevard Malesherbes de París, para mudarse un año después al nr. 21 de la Rue Cambon y abrir en 1913 otra boutique en Dauville, donde introdujo la ropa de estilo casual de lujo además de los sombreros.

Comenzó su carrera de diseñadora creando sombreros y su primera tienda la abrió en 1909 en el Boulevard Malesherbes de París, para mudarse un año después al nr. 21 de la Rue Cambon y abrir en 1913 otra boutique en Dauville, donde introdujo la ropa de estilo casual de lujo además de los sombreros.

El amor le fue esquivo y el amor de su vida Arthur “Boy” Capel”, a quien había conocido en 1909 y con quien tuvo una relación de 9 años, murió en un accidente automovilístico muy cerca de la Navidad del ’19. Ese evento, se cuenta, fue el peor momento en la vida de la diseñadora. Entre sus admiradores y amantes se cuentan entre otros, Étienne Balsan, quien le presentó a su mejor amigo Capel; el gran duque Dimitri Pavlovich, nieto del Zar Alejandro II; el compositor Igor Stravinsky; el poeta Pierre Reverdy; Hugh Grosvenor, el segundo duque de Westminster, de quien tomaba las chaquetas de tweed que hoy son parte de la identidad de la marca; y el barón Hans Günther von Dincklage, 

el oficial alemán, miembro de la estructura propagandística nazi en París, cuya relación dañó fuertemente a la diseñadora y su marca tras el término de la Segunda Guerra Mundial. Ninguno de ellos, sin embargo, llenó en su corazón el vacío que “Boy” Capel dejó.

¿Y qué hay de su estilo y su atemporalidad elegante, de líneas limpias y cómoda de llevar? Coco fue una visionaria y una innovadora, una mujer intrínsecamente creativa y de estilo atrevido, funcional y moderno. Usó por primera vez las telas de jersey para ropa de calle, dio vida a las faldas amplias y cómodas, quitó los restrictivos y duros corsés, los adornos excesivos y superfluos, agregó prendas como los pantalones y la camiseta marinera al armario femenino al adaptar prendas tradicionalmente masculinas al cuerpo de la mujer.

 Acortó las faldas, creó el icónico traje sastre dos piezas de tweed, práctico y siempre elegante, con la inconfundible chaqueta de cuello redondo, bajó los tacones a un nivel medio o plano y creó el zapato bicolor tan popular hoy como cuando fue creado en 1957. Un par de años antes, en febrero de 1955 (recuerden la fecha!) había creado un bolso que se transformó en un clásico: el modelo 2.55 (ahora ya saben el porqué del nombre de este bolso) respuesta a su propia necesidad de tener las manos libres, pues recordemos que en aquellos años se usaban carteras de mano. Pero bueno, el 2.55 es una historia en sí mismo de la que algún día conversaremos. Mezcló exitosamente bisutería y joyas finas en un estilo que se sigue llevando hasta el día de hoy ¡imposible no visualizarla con sus largos collares de perla, toque distintivo de su imagen!

Otro de sus grandes legados fue el little black dress (lbd) lanzado en 1926. Fue Coco Chanel quien hizo que el negro dejara de enlazarse solo con el duelo y el luto o con los uniformes del personal de servicio y lo transformó en el epítome de la elegancia y en un básico absoluto en el guardarropa de una mujer. El lbd siempre te viste y es una carta segura ante las “emergencias” del “¿qué me pongo?”.

El perfume Chanel 5 es otro de sus legados sempiternos. “Un perfume como ningún otro. Un perfume de mujer, con esencia de mujer” como Coco lo describiría. Creado por Ernest Beaux para Gabrielle con esencias de naranjo, jazmín, rosa, madera de sándalo y vainilla, entre 

otros, más una dosis de aldehído, se ha escrito que se vende, aproximadamente, 1 perfume cada 30 segundos alrededor del mundo y este año celebra un siglo siendo objeto de deseo. Pero es ya otra historia y de ella ya conversaremos en otro momento.

Misteriosa, realidad y mito, entre la realidad y la leyenda, controvertida, provocadora e inspiradora Coco Chanel se reinventó vez por vez y llegó a cumplir 87 años. El 10 de enero de 1971 fue encontrada muerta de un infarto en la suite del Ritz, en la que vivió por más de 30 años y donde trabajaba en su última colección, la que se transformó en un éxito póstumo al presentarse unas semanas después. Desde antes de su muerte, su enigmática vida ha derramado litros de tinta en periódicos, revistas y libros que siguen interesando y sorprendiendo hasta hoy.

¿Dónde descansan sus restos? En el cementerio de Bois-de-Vaux, en Lausanne, Suiza. Allí yace la creadora, en la tumba que ella misma diseñó, con cinco leones (ella nació bajo el signo de Leo) coronando la gran lápida y donde jamás faltan las flores blancas. 50 años después de su muerte sigue siendo la influencer por antonomasia, la mujer fuerte que construyó a pulso y creatividad su propia historia, la que ella quiso que fuera contada y la que con toda propiedad es recordada, entre tantas otras cosas, por haber dicho “Para ser irremplazable, uno debe buscar siempre ser diferente”… Y así lo fue ella.